Mirada sociológica “EL GRITO”

Munch es el precursor del Expresionismo alemán y también el primer expresionista, ya que en El Grito o en otras obras “el vivo color, la simple formulación de lo accesorio y la concentración de todas las pasiones en un gesto muy pronunciado, procuran expresar al unísono todo el oscuro sino, toda la caprichosa ocasión que pueden convertir al hombre en un juguete. Desde que el hombre, no sereno ni seguro de sí mismo, sino confinado al azar de sus iras, de sus miedos, de sus secretos móviles, se convierte en tema de un cuadro en el que colaboran por igual el ambiente y las inmediaciones del pesimismo, puede asegurarse que ha surgido a la luz el Expresionismo”.
La influencia de la vida de Munch en su obra fue decisiva, y es que este pintor noruego, de formación autodidacta y familia humilde, vivió momentos difíciles en su infancia: vio morir de tuberculosis a su madre cuando él tenía cinco años y a su hermana cuando tenía catorce. Éstos fueron los agravantes de una vida llena de insatisfacciones: el fracaso ante las mujeres, el desagrado de una sociedad parisina aburguesada y excesivamente mercantil, sus problemas con el alcohol, etc. Todo esto, junto a su carácter depresivo e introvertido, le llevó a refugiarse en sus cuadros, en los que reflejaba sus traumas interiores. El Grito sería la culminación de este sentimiento trágico de la vida. A partir de ahí exploraría la mente humana, sus preocupaciones y emociones. Por ello, sus temas, de una intensidad subjetiva enorme, intentan reflejar no sólo sus ansiedades, sino las de todas aquellas personas que “respiran, sienten, sufren y aman”, como él.
Munch  tuvo influencia Cristiania (la actual Oslo) se consideraba la cuna del movimiento Bohemio noruego.
se trasladó allí a la edad de tres años y desarrollo todos sus inicios como artista rodeado de esta atmósfera e influenciado por pintores como Christian Krogh, uno de los máximo exponentes del movimiento Bohemio.

Los bohemios de Cristiania dirigían sus trabajos y sus provocaciones contra la falsa complacencia y contra la estrechez de principios morales y éticos. Consideraban que el sistema estaba envuelto en contradicciones.
No compartían la forma de organizarse de la sociedad y por ello vivían en un clima de represión.
“La Bohemia de Cristiania era el portavoz de la protesta individual contra la hipocresía de una falsa moral.
Esta Bohemia, en la que se incluía Munch, luchaba por el ideal de una sociedad honesta y vigorosa y defendían la  liberación social sometiendo para ello los valores recibidos a una crítica despiadada. En ningún otro lugar se estaba luchando en pro de las nuevas ideas con tanta vehemencia como en la fosilizada Cristianía de los años ochenta”
Munch estaba por tanto dentro de esta corriente reivindicativa y hacia finales de los 1890 tenía proyectado un ciclo de cuadros con el tema de la vida Bohemia.

Edvard Munch pinto el Grito en 1893 en París, sin duda una de las cunas del pensamiento contemporáneo y de las reacciones sociales que siguieron a la Revolución industrial.
Su obra será uno de los puntos de arranque desde el que se desarrollen la obra de otros autores (El Puente, Ensor, Kokoschka) hasta llegar a sus manifestaciones más radicales en el expresionismo abstracto posterior a la II Guerra Mundial o Bacon.

El grito ha sido su obra más conocida. Fue concebida tras una experiencia de terrible conmoción interna. Él la registró en sus diarios:
«Iba por la calle con dos amigos cuando el sol se puso. De repente, el cielo se tornó rojo sangre y percibí un estremecimiento de tristeza. Un dolor desgarrador en el pecho. Me detuve; me apoyé en la barandilla, presa de una fatiga mortal. Lenguas de fuego como sangre cubrían el fiordo negro y azulado y la ciudad. Mis amigos siguieron andando, y yo me quedé temblando de miedo. Y oí que un grito interminable atravesaba la naturaleza».
EL GRITO
Edvard Munch -1893

La Revolución industrial es un hecho histórico que marca un antes y un después no solo en la historia del pensamiento social y político, sino además, y fundamentalmente, en la forma de organizarnos socioeconómicamente como civilización humana.
La sociedad se subordinó a la economía. De alguna forma una economía de mercado solo podía existir en una sociedad de mercado. Todos los componentes de la economía, incluida la tierra y la mano de obra, se incluyen  en ese sistema de mercado y todos los factores de producción son considerados mercancías destinadas a la venta y sujetas al mecanismo de la oferta y demanda.
Munch nos  dice del arte dentro de este nuevo sistema de producción: “Lo que está arruinando el arte moderno es el comercio, al exigir que los cuadros se vean bien una vez que se los cuelga en la pared. No se pinta por el deseo de pintar......o con la intención de pintar una historia.



 Yo que fui a Paris hace siete años (Munch residió en París en 1885) lleno de curiosidad por ver el salón y que estaba dispuesto a dejarme llevar por el entusiasmo –lo que sentí 
fue sólo repugnancia”

En este marco es donde se origina una fuerte disputa acerca de cómo debería volver a organizarse una sociedad. Y a partir del cual surgen movimientos sociales que reivindican un cambió de las  estructuras socio-económicas.
París vivía envuelto en un clima de constante protesta social.
Por un lado estaban los anarquistas que  radicalizaron su protesta hasta el límite, iniciando  acciones terroristas.
Por el otro estaban los socialistas y también los movimientos sindicales que cada vez iban adquiriendo mayor peso y relevancia dentro de los movimientos sociales.
En 1884 los sindicatos franceses fueron legalizados y un año más tarde se agruparon formando la Confederación General de Trabajadores. El movimiento sindical francés rechazó la acción política en pos de acciones más directas por lo que París vivió una época de muchos sabotajes y huelgas generales contra la clase burguesa.
Esta filosofía de acción convirtió al movimiento sindical francés en uno de los más radicales de Europa por lo que así el Grito fue pintado en este clima social.


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